¿Es bueno tirarle la pelota a tu perro? ¿Es bueno tirarle la pelota a tu perro?

Cuando es hora del paseo, jugar a lanzar la pelota esperando que tu perro la capture y la traiga es uno de los juegos más populares^1,2. Sin embargo, hoy en día se han empezado a cuestionar los beneficios físicos y mentales de este pasatiempo. Más allá de los que lo consideran esta actividad número uno a la hora de estimularlo, también hay quien está en contra. Vamos a ver cómo se puede jugar al cobro de objetos de forma saludable.

¿En qué consiste jugar a pelota con un perro?

Perseguir una pelota en movimiento, atraparla con la boca y transportarla son diferentes fases de la secuencia predatoria del lobo. De hecho, hasta un lobezno puede reaccionar a una pelota que se aleja corriendo e intentar atraparla³. En algunas razas, como el Golden Retriever, el Labrador Retriever y el resto de las razas seleccionadas para el cobro, estas fases de la secuencia predatoria están especialmente desarrolladas. Sin embargo, muchos más perros, independientemente de su raza, pueden entusiasmarse detrás de una pelota.

De hecho, cuando se trata de jugar, cada uno parece tener sus propias preferencias que son el resultado de sus tendencias naturales y de lo que han ido aprendiendo, por ejemplo, jugando con las personas. Así pues, hay los “forofos” de la pelota, los que solo quieren jugar al tira-y-afloja, los que solo quieren jugar… Da igual el juego e incluso los que no muestran interés especial cuando se trata de jugar⁴. 

A la hora de empezar a jugar a pelota, muchos perros muestran una atracción natural por el objeto en movimiento. En cambio, la parte que no sale “tan natural” es traerla y, para que el juego pueda seguir, tiene que aprender en qué dirección transportar a su “presa” o, si no, quien juegue a coger y traer la pelota serás tú.

El juego del cobro se suele realizar con una pelota, un frisbee, y otros juguetes que se puedan coger con la boca y transportar. Y a veces no es solo un juego: hay deportes caninos basados en cobrar objetos, como el disc dog y el flyball. 

¿Qué ventajas tiene este juego?

El hecho de correr detrás de una pelota, atraparla y traerla de vuelta puede ser una manera divertida de hacer ejercicio y de compartir una actividad placentera con tu perro. Como otros tipos de juegos, jugar a pelota ayuda a fortalecer el vínculo entre tu perro y tú. Además, bien empleado, puede servir para entrenar algunas habilidades importantes en él, como el autocontrol, y se puede utilizar incluso para modificar algunas conductas problemáticas. Teniendo en cuenta que una pelota lanzada en el momento y en el lugar adecuados podría servir para reforzar conductas que nos interesan o para desviar la atención del perro. 

Por si estas ventajas fueran pocas, además, atrapar y devolver una pelota es un juego movido para el perro, pero no tan movido para la persona y esto puede llegar a ser una ventaja en algunas situaciones. Claramente para disfrutar de estas ventajas, es necesario que le guste este tipo de juego y que se sigan unas “reglas saludables” para sacar el máximo partido de ese pasatiempo minimizando sus riesgos.

¿Qué riesgos puede comportar este juego?

Acelerar de forma repentina, frenar bruscamente, echar el cuello hacia atrás para atrapar la pelota, y luego llevar todo el peso hacia delante y, a veces, incluso hacer giros “atrevidos” con el cuerpo son movimientos que pueden favorecer lesiones físicas. Los riesgos de sufrir dichas lesiones aumentan si el juego ha empezado sin un calentamiento previo, si el perro ya está lesionado, o tiene sobrepeso, está en crecimiento y/o posee una conformación física “delicada”. Por ejemplo, a la hora de hacer actividad física no es lo mismo tener la estructura de un Teckel o de un Basset Hound, con una desproporción entre la longitud de las patas y de la espalda, que un físico más equilibrado. 

Además, si el juguete es pesado, durante el cobro se altera la distribución del peso entre patas delanteras y traseras y esto supone un estrés adicional para articulaciones, músculos y tejidos del perro y, por lo tanto, un mayor riesgo de sufrir lesiones⁵. Pero más allá de las lesiones debidas a los esfuerzos repetitivos, a los movimientos exagerados o a un mal gesto, una sesión de juego “mal planteada” puede favorecer otros problemas físicos, como golpes de calor por sesiones muy movidas en temperaturas altas y/o con perros predispuestos a padecerlo, e incluso lesiones por colisionar con obstáculos. Algunos perros parecen olvidarse de lo que les rodea cuando están concentrados detrás de una pelota.

Algunos perros desarrollan una verdadera “fijación” por la pelota u otro juguete y repiten una y otra vez la conducta de abalanzarse sobre ella, de lanzarla al aire, de mirarla fijamente o prestarle una atención excesiva. Esto sucede cuando te das cuenta de que hay algo raro en su comportamiento porque tiende a pasar de todo lo demás y si escondes la pelota, se queda pendiente de ella hasta que vuelva a aparecer⁶. Además, darle lo que busca, en lugar de poner fin a su conducta de búsqueda, la puede empeorar sin querer⁶.

Si jugar a pelota con tu perro se traduce en una secuencia continua de lanzamientos y recogidas para intentar cansarlo en el menor tiempo posible y volver a la rutina, la persecución del juguete una y otra vez puede provocar una subida descontrolada del nivel de excitación, en lugar de lograr un entretenimiento que facilite su descanso posterior. 

En presencia de otros perros, ya sean de la familia o se trate de desconocidos del pipican, este juego puede ser el origen de un conflicto. Una pelota en movimiento podría provocar “robos” o competiciones que pueden acabar en una pelea y quien se queda con el juguete no siempre es su legítimo propietario.

Cómo jugar al cobro de forma más saludable

En primer lugar, hay que ser conscientes que este juego no es idóneo para cualquier perro. Evita este juego si el perro está especialmente expuesto al riesgo de sufrir lesiones físicas, por ejemplo, tiene una lesión, artrosis, o si, cuando sacas la pelota, no es capaz de atender a nada más. Si eliminas este tipo de juego, verás que poco a poco irá recuperando su interés por los paseos, por el resto de los perros del parque, etc. Y eso siempre será mucho más saludable que focalizar toda su atención y energía en un objeto de cobro. Si tu perro tiene una fijación con la pelota u otro juguete, es mejor que te pongas en contacto con un etólogo.  

Consejos de cómo jugar con la pelota

Lanzarle la pelota puede ser una actividad muy beneficiosa siempre y cuando se realice de manera equilibrada y segura. Es importante recordar que cada perro es diferente y que lo que funciona para uno puede no funcionar para otro. Si decides tirarle la pelota, aquí hay algunos consejos para hacerlo de manera segura y efectiva: 

• Evita este juego en los días o en las horas más calurosas.
• Juega en la superficie adecuada. Evita sobre todo las superficies mojadas, las resbaladizas, como el parquet o las baldosas de casa, las abrasivas como el asfalto, o las irregulares, donde es más fácil poner un pie en falso o donde una pelota que rebota de forma errática puede aumentar el riesgo de un mal gesto.
• La superficie no lo es todo: vigila también que el ambiente sea adecuado y que no haya obstáculos con los que pueda chocar.
  
  

• Elige el juguete idóneo: juguetes ligeros, del tamaño y del material adecuado, como una pelota, un frisbee para perros o un palo de goma. Las piedras, las pelotas de tenis y los frisbees que no estén hechos específicamente para perros y otros objetos abrasivos pueden dañar los dientes, mientras que los juguetes demasiados pequeños pueden exponer al perro al riesgo de atragantarse o tragar el juguete de forma accidental. Cuidado también con los juguetes que inicialmente tienen un tamaño ideal, pero se pueden fragmentar fácilmente en trozos pequeños. 
• Evita utilizar un lanza-pelota automático: Estos aparatos contienen un dispositivo que proyecta la pelota a distancia y pueden seguir haciéndolo a medida que el perro sigue trayéndola y depositándola en el lanza-pelotas. A pesar de lo “atractivo” que pueda parecer este tipo de aparato, es mejor no dejarse remplazar por una máquina, cuando es tan importante vigilar las consecuencias físicas y emocionales del jugar a lanzar una pelota.

• Calienta siempre antes de empezar a lanzarle la pelota para que la musculatura esté preparada para la actividad más intensa⁷. Una buena rutina de calentamiento, en realidad, se debería realizar antes de cualquier actividad física “explosiva” e intensa, que incluya giros estrechos y cambios bruscos de velocidad, como bien saben los atletas y quien hace un deporte de este tipo con su perro. El calentamiento no solo prepara el músculo para la acción y mejora su movimiento, sino que reduce drásticamente el riesgo de sufrir lesiones. Una rutina de calentamiento puede incluir unos minutos caminando o trotando, un poco de tira y afloja suave para estirar y mover patas y columna, unos saltos de poca altura, giros hacia la izquierda y hacia la derecha y estiramientos del cuello y de la columna realizados siguiendo un señuelo. Cuando finalmente empiezas a lanzar la pelota, comienza despacio y con pocas repeticiones y aumenta progresivamente la distancia. A medida que un perro comienza a desarrollar resistencia para esta actividad, se pueden aumentar gradualmente las repeticiones (por ejemplo, el número de lanzamientos) y la distancia recorrida.

• Si juegas varias veces al día, cada sesión de juego debe tener su calentamiento previo y, aunque estés pensando que, cuando aparece una ardilla corriendo, un perro no se para a calentar antes de perseguirla, esto no quiere decir que no se pueda lesionar en el intento, exactamente como puede ocurrir si no calentamos antes de empezar a lanzarle la pelota.
• Acaba el juego bajando gradualmente la intensidad de la actividad y estirando la musculatura, tanto pasivamente como activamente. Esto ayudará a relajar sus músculos y a mantenerlos en buen estado.
   

• Lanza la pelota en línea recta y más bien por debajo de su cabeza en lugar de hacia arriba para evitar que tenga que levantar el cuello para atraparla. No le tires la pelota cuesta abajo para que la persiga en una bajada y, en general, evita lanzamientos “imposibles” que le obligan a hacer movimientos muy forzados que podrían lesionarlo. Cuando lanzas la pelota, piensa también en cómo quieres que “aterrice” después del salto: mejor en horizontal que aterrizando en vertical y exponiendo las articulaciones a una carga excesiva.
• Para eliminar los “frenazos” y los movimientos más arriesgados de la ecuación, puedes recurrir a una variante de este juego en la que el perro alcanza y captura una pelota estática y te la trae para seguir jugando. El juego inicia haciéndole esperar mientras lanzas la pelota y dándole una señal para que salga corriendo a alcanzarla cuando ya ha dejado de moverse. Al igual, es una variante con menos “emoción” pero más segura.

• Cuidado sobre todo si utilizas el brazo de plástico para recoger pelotas. Este aparato puede ayudarte a recoger la pelota, pero no debería ser un incentivo para perder la cuenta de las veces que ya has lanzado la pelota.

• Si estás jugando al cobro en un espacio público, es mejor dejar de jugar cuando aparece otro perro. Al mismo tiempo, si mientras paseáis juntos, ves a alguien jugando a pelota con su perro, evita acercarte. En cambio, si tienes más perros, puedes enseñarles a jugar cada uno con su pelota y a esperar tranquilamente su turno mientras le toca a otro perseguir su pelota.
  
  

• No lances la pelota justo cuando está ladrando, te está saltando encima o está intentando robar la pelota de tu mano. Un lanzamiento en este momento reforzaría la acción que el perro acaba de realizar y puede potenciar conductas de mucha excitación durante el juego.
• Para favorecer el autocontrol, también es importante señalar claramente el inicio y el final de la sesión de juego de manera que cuando el juego haya finalizado, puedes caminar con la pelota en la mano, sin el riesgo de que el perro te la quite. Además, puedes aprovechar este juego para enseñarle a esperar hasta que le lances la pelota o le des una señal específica para salir detrás de ella.
  

• Combina el juego de la pelota con otras actividades fundamentales para satisfacer las necesidades de tu perro: explorar los olores, visitar nuevos lugares, la exploración, la interacción social, la actividad mental, etc. Además, hay muchos más juegos que hay que conocer y que pueden servir para estimular mental y físicamente, como, por ejemplo, buscar comida o juguetes escondidos, enseñar habilidades solo por el placer de entrenar, tira-y-afloja, etc.
  
  

A pesar de la pasión que levanta en muchos perros jugar a la pelota, no está exento de peligros. Seguir algunas “normas” básicas puede ayudar a reducir el riesgo de sufrir algunas lesiones físicas, de acabar sobreexcitado o de volverse demasiado pendiente de la pelota, y así poder disfrutar del juego juntos.