Mi primer gato y yo

Diferencias físicas entre el gato hembra y el gato macho Diferencias físicas entre el gato hembra y el gato macho

Gabriella Tami Doctora en Veterinaria y Máster en Etología
Publicación: 02/11/23
Diferencias físicas entre el gato hembra y el gato macho

Además de reconocer el sexo de los gatos a través de su zona genital, como hemos visto aquí (link a artículo 1), hay  otras maneras de descubrirlo, ya que a veces no es tan fácil diferenciar a un gato macho de una hembra solo observando sus órganos sexuales. Si sigues leyendo descubrirás los diferentes aspectos a tener en cuenta.

El color del pelaje 

En algunos casos, el color del pelaje nos da alguna pista sobre el sexo del gato, quizás habrás oído que los gatos tricolores siempre son hembras. Pero ¿qué hay de cierto en ello?

En la mayoría de los casos, un gato que mezcla en su pelaje el negro y el rojo es una hembra. Y no es una coincidencia, es una cuestión genética. Tanto el color negro como el rojo dependen del cromosoma X, un cromosoma sexual que está presente tanto en los machos como en las hembras. Ahora bien, el sexo masculino en los mamíferos está asociado a la combinación de los cromosomas XY, y el sexo femenino a los cromosomas XX: un macho solo posee un cromosoma X y, por lo tanto, una sola información relativa al color rojo o negro del manto (esta información técnicamente se llama alelo), mientras que las hembras poseen dos copias del cromosoma X y, por lo tanto, una información doble relativa al color rojo o negro del manto. 


En la mayoría de los
casos, un gato que
mezcla en su pelaje el
negro y el rojo es una
hembra

Los dos cromosomas X de una hembra no necesariamente llevan la misma información y una podría tener un alelo para el color rojo y un alelo para el negro. El resultado de esta combinación es una gata calicó, es decir, con manchas rojas y negras. Si una gata, además de la información para el rojo y el negro, posee la información genética que determina la presencia de manchas blancas en el pelaje (y que no está en los cromosomas sexuales), sería una gata tricolor, conocida también como tortuga, tortie o carey. A veces, el negro y el rojo no son sólidos, sino que tienen un patrón formado por rayas más oscuras. Este aspecto atigrado (llamado también tabby) depende de otro cromosoma y no altera el sentido de la presencia del color rojo y negro en el manto de un gato. Es decir, un gato con rojo y negro atigrado, con o sin blanco, sigue siendo hembra en la mayoría de los casos.

Ahora bien, hay un pequeño porcentaje de gatos de sexo masculino que tienen pelaje calicó o carey: se trata de gatos que tienen una anomalía genética que hace que tengan tres cromosomas sexuales en lugar de dos: XXY. Esta anomalía recibe el nombre de síndrome de Klinefelter1 y, además de determinar una coloración típicamente femenina, se asocia a una serie de alteraciones del aparato reproductor que provoca la esterilidad de estos gatos.

 

Sabías que...

Más allá de los casos en los que un gato tiene manchas rojas y negras a la vez y en los que casi seguramente es una hembra, el color del manto no nos ayuda demasiado: un gato todo rojo o todo negro (con o sin patrón de rayas) puede ser tanto macho como hembra. Lo mismo vale para los gatos que combinan el rojo o el negro con el blanco, así como para los gatos de otros colores.


La estructura física

Cuando aún son gatitos, no hay diferencias relevantes en la apariencia física entre machos y hembras más allá de las diferencias en la zona genital. Sin embargo, con la llegada de la pubertad y la acción de las hormonas sexuales, los gatos empiezan a desarrollar las llamadas “características sexuales secundarias”. Estos rasgos permiten reconocer el sexo de un gato simplemente por su aspecto físico, aunque las diferencias no son tan marcadas en todas las razas felinas. Además, las personas no siempre destacan por su habilidad en reconocer el sexo de un gato basándose en el aspecto del gato y pueden necesitar “entrenamiento” para mejorarla2

Características sexuales secundarias de los gatos

  • El tamaño: en general las hembras son más pequeñas que los machos. Esta diferencia es marcada sobre todo en algunas razas, como el British Shorthair. Aunque el tamaño nos puede ayudar en la identificación del sexo, también hay que considerar que existe mucha variedad en el tamaño de gatos que pertenecen a diferentes razas. Por esta razón, es posible encontrar hembras que tienen una estructura física bastante más imponente que la de muchos machos, por ejemplo: una Maine Coon hembra de 9 kg y un Korat macho de 4 kg .

  • Los volúmenes de la cabeza: la cabeza de los machos tiende a ser más grande y redondeada que la de una hembra. Sobre todo, debido a la grasa que se acumula al lado de las mejillas y en la base del cuello por efecto de las hormonas sexuales masculinas. Como resultado de esta estimulación hormonal, los gatos desarrollan unos “mofletes” muy característicos que posiblemente tienen cierto atractivo para las gatas fértiles, además de proteger el cuello del gato durante las peleas territoriales o para la conquista de una hembra con la cual aparearse. 


Estos “mofletes” empiezan a desarrollarse a partir de los 6-12 meses de edad y mantienen su nivel de desarrollo si el macho no ha sido esterilizado, ya que los testículos son el principal lugar de producción de las hormonas sexuales masculinas. 

En cambio, las hembras, por lo general, tienen hocicos más finos y delicados y no sufren cambios pronunciados en su aspecto al alcanzar la pubertad. Sin embargo, esto depende también de la raza, ya que algunas se caracterizan por una estructura compacta y cuadrada de la cabeza, tanto en machos como en hembras, por ejemplo: el British Shorthair.

Dado que algunas de estas diferencias físicas se reducen con la esterilización y no son presentes en los gatitos, solo nos pueden  servir de orientación a la hora de establecer el sexo de un gato. En este otro artículo vamos a ver cómo influye el comportamiento a la hora de poder saber si se trata de un gato hembra o macho.

Bibliografía consultada:

1. Centerwall WR et al., 1975. An animal model for the XXY Klinefelter’s syndrome in man: tortoiseshell and calico male cats. American Journal of Veterinary Research 36(9), 1275-1280.

2. Quinn PC, Palmer V, Slater AM, 1999. Identification of gender in domestic cat faces with and without training: Perceptual learning of a natural categorization task. Perception, 28(6), 749-763.

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