Mi primer gato y yo

Identificar el sexo de un gato en base a su comportamiento Identificar el sexo de un gato en base a su comportamiento

Gabriella Tami Doctora en Veterinaria y Máster en Etología
Publicación: 02/11/23
Identificar el sexo de un gato en base a su comportamiento

Más allá del físico para saber si estamos ante un gato macho o hembra, ¿hay comportamientos específicos de cada sexo? No siempre es posible diferenciar si un gato es macho o hembra en base a su comportamiento, aunque, a veces, observar qué hacen puede dar algunas pistas sobre su sexo. 

¿Existen diferencias conductuales?

Normalmente las diferencias conductuales que se observan entre machos y hembras no son absolutas. En otras palabras, hay pocos  comportamientos exclusivos de los gatos de un sexo y que, claramente, nos ayudan  a identificar con total seguridad el sexo del animal: las diferencias tienen más que ver con la intensidad o frecuencia de ciertas conductas. A las conductas que se manifiestan de manera diferente en los dos sexos  se les llama sexualmente dimórficas y dependen de la organización del cerebro. 


Las diferencias
comportamentales
entre machos y
hembras tienen más
que ver con la
intensidad o
frecuencia de ciertas
conductas

En la parte final de la gestación, el cerebro de los fetos machos se organiza bajo el efecto de la testosterona, hasta adquirir una “arquitectura” diferente a la que caracteriza el cerebro de las gatitas. Así que, desde bien pequeños, gatitos y gatitas tienden a comportarse de manera diferente, por ejemplo: los machos tienden a ser más bruscos que las hembras en el juego social, aunque las diferencias se reducen si las gatitas están acostumbradas a jugar con gatitos1

Las diferencias comportamentales entre sexos se acentúan con el inicio de la pubertad. Esto se debe a la subida de las hormonas sexuales que estimulan las conductas reproductivas, que incluyen tanto el cortejo y el apareamiento como la búsqueda de una pareja sexual y la relación con la “competencia”.

Las conductas reproductivas de gatos y gatas 

Machos y hembras difieren de manera clara en las conductas que presentan durante el apareamiento y en las conductas relacionadas con la búsqueda de una pareja. 

Así pues, en el momento del cortejo y del apareamiento, es relativamente fácil identificar quién es quién. El macho es el que olfatea los genitales de la hembra y reacciona realizando el flehmen, algo que, en este contexto, nunca ocurre a la inversa2. Es una conducta fácil de reconocer por la expresión facial del gato: con el labio superior levantado y la boca abierta durante unos segundos. Aunque pueda recordar una expresión de asco, el flehmen permite al gato analizar las feromonas sexuales de la hembra y determinar si está lista para el apareamiento. Sin embargo, fuera de este contexto, este comportamiento  no es de gran ayuda para identificar el sexo de quien lo realiza, ya que tanto machos como hembras suelen realizarlo cuando encuentran secreciones depositadas en el ambiente por otro gato.


El flehmen es una
conducta fácil de
reconocer por la
expresión facial del
gato: con el labio
superior levantado y
la boca abierta
durante unos segundos

Otras conductas que se pueden observar durante el cortejo y el apareamiento son propias de uno de los dos sexos. Por ejemplo, la hembra es la que muestra una postura muy reconocible, con el dorso arqueado y la parte posterior del cuerpo levantada para exponer los genitales. En cambio, el macho es el que se sube encima de la hembra y le muerde en la nuca antes de empezar el apareamiento. Al final del apareamiento, la hembra es la que emite un grito muy intenso e intenta dar algún que otro zarpazo al macho que, escampado el peligro, se suele sentar cerca de la hembra (aunque lejos de sus zarpas), mientras la hembra empieza a revolcarse en el suelo.

Más allá de estas conductas, durante el cortejo, tanto machos como hembras emiten llamadas sexuales que suenan como un lamento prolongado y que sirven para atraer a una pareja. En el caso del macho, estos maullidos especiales sirven, además, para avisar de su presencia a la “competencia” y mantenerla alejada. Así que el solo hecho de ver a un gato emitir estos sonidos no permite reconocer de manera clara su sexo.

Tampoco ayuda demasiado el hecho de ver a un gato marcar con orina: machos y hembras adoptan la misma postura al hacerlo, y en época de apareamiento los dos dejan marcas olfativas en el ambiente. Sin embargo, en general, esta conducta es mucho más frecuente en los machos que en las hembras3. Así que, si vemos a un gato marcar con orina, por una simple cuestión estadística, es más probable que se trate de un macho que de una hembra. Además, en este caso, la confirmación de que se trata de un macho vendrá del olor especialmente penetrante de sus marcas de orina que no tienen nada que ver con las de una hembra o de un macho castrado.



Comparados con las hembras, los gatos que no han sido esterilizados  también tienden a ser más agresivos hacia otros machos y a vagabundear, llegando incluso a desaparecer durante unos días detrás de alguna hembra en celo3,4. Mientras que las hembras no esterilizadas, durante la estación reproductiva, serán fácilmente reconocibles por el hecho de entrar periódicamente en celo, durante el cual, están más cariñosas de lo habitual, se revuelcan por el suelo y tienden a vagabundear, sobre todo si hay pretendientes en los alrededores.

Tendencias de comportamiento en gatos y gatas  

Más allá de la conducta reproductiva, no hay claras diferencias que nos ayuden a identificar el sexo de un gato basándonos exclusivamente en su comportamiento. Sin embargo, algunas investigaciones sugieren que podría haber tendencias comportamentales diferentes en los dos sexos. 

En un estudio reciente, personas que viven con gatos han sido consultadas acerca de la personalidad de sus mininos: según la encuesta, los machos han resultado ser más amigables, confiados y fáciles de entrenar que las hembras. Las personas también han  reportado una sensación de mayor cercanía emocional con los gatos que  con las gatas5. En general, estas han sido descritas como más distantes y menos tolerantes5

Las tendencias sociales de los gatos parecen tener relación con el sexo también en otra investigación6. Sin embargo, analizando el comportamiento mostrado por gatos esterilizados de ambos sexos que viven dentro de casa, otro estudio no ha detectado diferencias significativas entre sexos en cuanto a la realización de conductas amistosas o agresivas7. Y otro estudio muy reciente tampoco ha encontrado diferencias entre sexos en cuanto a personalidad8

En otras palabras, las diferencias en el comportamiento y temperamento parecen reflejar diferencias individuales y no ayudan mucho a la hora de identificar si un gato es macho o hembra. Sin embargo, sí se ha encontrado un aspecto del comportamiento que parece tener relación con el sexo del gato: la tendencia a ser zurdo o diestro. 

Gatos zurdos y gatas diestras

Como en los seres humanos, los gatos pueden ser diestros, zurdos o ambidiestros: es a partir de 1 año que los gatos empiezan a mostrar una clara preferencia, estable en tiempo, a la hora de emplear la pata derecha o izquierda cuando tienen que resolver tareas, como por ejemplo extraer comida de un contenedor9. Esta preferencia no depende de la tarea a realizar10 y cuando un gato usa su pata “preferida” es mucho más preciso que cuando usa su pata “no dominante”11


Cuando un gato usa
su pata "preferida" es
mucho más preciso
que cuando usa su
pata "no dominante"

Curiosamente, el sexo del gato tiene mucho que ver con esta lateralización en el uso de las patas: concretamente las hembras de la especie felina tienden a ser más diestras y los machos más zurdos12. Esta diferencia parece depender de la acción de la testosterona sobre el desarrollo del cerebro y no es exclusiva de la especie felina: en otras especies, incluida la nuestra, hay diferencias en la dominancia del hemisferio derecho o izquierdo relacionadas con el sexo13. Esta dominancia se refleja luego en la preferencia de uso de una pata o de la otra.

En el caso de los gatos, el uso preferente de la pata derecha o izquierda (y la lateralización del cerebro que determina esta preferencia) parece tener relación también con el temperamento del individuo14. Así pues, los gatos que muestran una fuerte preferencia a usar una de las dos patas resultan más confiados, afectuosos, activos y amistosos de los que, en cambio, no tienen claras preferencias a la hora de utilizar la pata derecha o la izquierda.

Si todavía no sabes si tu gato es diestro o zurdo, ha llegado el momento de hacer un experimento: pon comida que le guste en un comedero interactivo, de estos que tienen túneles o espacios estrechos, donde el gato, al no poder conseguir comida acercando el hocico, tiene que recurrir a sus patas. La primera que use para conseguir la comida normalmente es su pata dominante. En alternativa, puedes prestar atención al momento en el que el gato baja por las escaleras o entra en el arenero. Normalmente el primer paso lo dará con su pata “preferida”15.


En definitiva, machos y hembras no siempre muestran diferencias marcadas en el comportamiento. Aun así, si vemos a un gato y no detectamos ningún rasgo distintivo de su sexo en el físico o en la región genital, algunas diferencias en la conducta nos pueden dar pistas para sospechar que se trate de un macho o una hembra.

Bibliografía consultada:

1. Caro TM, 1981. Sex differences in the termination of social play in cats. Animal Behavior 29, 271–279. 

2. Hart BL, Leedy MG, 1987. Stimulus and hormonal determinants of flehmen behavior in cats. Hormones and Behavior 21(1), 44-52.

3. Hart BL, 1974. Normal behavior and behavioral problems associated with sexual function, urination, and defaecation. Veterinary Clinics of North America 4, 589-606.

4. Hart BL, Eckstein RA, 1997. The role of gonadal hormones in the occurrence of objectionable behaviours in dogs and cats. Applied Animal Behaviour Science, 52(3-4), 331-344.

5. González-Ramírez MT, Landero-Hernández R, 2022. Cat Coat Color, Personality Traits and the Cat-Owner Relationship Scale: A Study with Cat Owners in Mexico. Animals, 12(8), 1030.

6. Menchetti L, Calipari S, Guelfi G, Catanzaro A, Diverio S, 2018. My dog is not my cat: Owner perception of the personalities of dogs and cats living in the same household. Animals, 8(6), 80.

7. Barry KJ, Crowell-Davis SL, 1999. Gender differences in the social behavior of the neutered indoor-only domestic cat. Applied Animal Behaviour Science, 64(3), 193-211.

8. Leech LE, Preziosi R, Stoycheva R, Pastorino GQ, 2022. The effects of owner and domestic cat (Felis catus) demographics on cat personality traits. Applied Animal Behaviour Science, 248, 105570.

9. Wells DL, Millsop S, 2012. The ontogenesis of lateralizaed behaviour in th e domestic cat, Felis silvestris catus. Journal of Comparative Psychology 126(1), 23.

10. Isparta S, Demirbas YS, Bars Z., Kul BC, Güntürkün O, Ocklenburg S, Pereira GDG, 2020. The relationship between problem-solving ability and laterality in cats. Behavioural Brain Research, 391, 112691.
 
11. Fabre-Thorpe M, Fagot J, Lorincz E, Levesque F, Vauclair J, 1993. Laterality in cats: paw preference and performance in a visuomotor activity. Cortex, 29(1), 15-24.

12. Tan Ü, Kutlu NP, 1991. The distribution of paw preference in right-, left-, and mixed pawed male and female cats: The role of a female right-shift factor in handedness. International Journal of Neuroscience, 59(4), 219-229.

13. Wisniewski AB, 1998. Sexually-dimorphic patterns of cortical asymmetry, and the role for sex steroid hormones in determining cortical patterns of lateralization. Psychoneuroendocrinology, 23(5), 519-547.

14. McDowell LJ, Wells DL, Hepper PG, Dempster M, 2016. Lateral bias and temperament in the domestic cat (Felis silvestris). Journal of Comparative Psychology, 130(4), 313.
 
15. McDowell LJ, Wells DL, Hepper PG, 2018. Lateralization of spontaneous behaviours in the domestic cat, Felis silvestris. Animal behaviour, 135, 37-43.

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