Compartiendo experiencias

Pros y contras de dormir con tu perro Pros y contras de dormir con tu perro

Gabriella Tami Doctora en Veterinaria y Máster en Etología
Publicación: 25/01/24
Pros y contras de dormir con tu perro

Es hora de dormir, pero ¿el perro duerme contigo o en su cama? Si compartes la vida con un animal este es un debate que divide a las personas. Pero no te preocupes porque vamos a explorar los pros y contras de compartir la cama con ellos para que puedas escoger la opción que más que te encaje.

¿Quién duerme con su perro?

Aproximadamente la mitad de las personas que vive con un perro también comparte con él su cama, ya sea de manera ocasional o más continuada. Dejando que duerma encima de la cama o se meta debajo de la manta1,2. A veces no se llega a compartirla, pero sí a dejar que esté en el dormitorio.

Sabías que...

Si tienen la posibilidad de moverse libremente por casa, más del 85% de los perros decide pasar la noche cerca de las personas3


La tendencia a dormir con el perro aparece ya en edades tempranas4 y es un hábito “transversal” que tienen en común personas de diversas culturas, sin diferencias entre hombres y mujeres5

Los indígenas australianos tienen una expresión que indica si va a hacer mucho frío con el número de perros con lo que hay que dormir para mantenerse calientes durante la noche. Es una “noche de 3 perros”, va a hacer mucho frío6.


¿Cuáles son los beneficios potenciales de dormir juntos?

 

Muchas personas se sienten más relajadas y protegidas si están acompañadas de su animal de compañía y esto les permite dormir mejor7,8,9, sobre todo en el caso de quien no tiene a su lado otra persona9. La sensación de seguridad que aporta el hecho de dormir con ellos puede ser especialmente importante para quien padece estrés post-traumático (PTSD) y tiene pesadillas nocturnas: algunos perros están incluso entrenados para reconocer los signos que indican que la persona está teniendo una pesadilla y despertarla10. Al interrumpir las pesadillas, ellos pueden contribuir a la duración y calidad del sueño, además de distraer a la persona de pensamientos negativos.

Para los niños, el hecho de dormir con un perro puede servir de “elemento transicional” mientras se acostumbran a dormir solos, sin buscar confort y seguridad en la cama de sus padres o de sus hermanos11. Además, cuando un niño comparte la cama con un perro, no se observan las mismas interrupciones del sueño que se observan en los adultos4. ¿Será por qué, por una simple cuestión de tamaño, hay más espacio a disposición para el niño y el perro en la cama?4 O ¿por qué la presencia de un perro durante la noche puede reducir los miedos del niño a la hora de dormir?4 Sea como sea, analizando diferentes parámetros del sueño (duración, latencia, calidad e interrupciones del sueño), no resultan diferencias claras entre los niños que duermen solos y los que lo hacen con su perro al lado.

Acariciar a un perro contribuye a reducir la presión arterial y a favorecer un estado de relajación que puede conciliar el sueño12.

En las personas que padecen dolor crónico, dormir con un perro ayuda a conciliar y mantener el sueño8. En la noche, él se convierte en una presencia reconfortante, que reduce la sensación de soledad y ayuda a reducir el estrés, contribuye a establecer una rutina de descanso y distrae de los pensamientos ansiosos. Además, contribuye a mantener a las personas activas durante el día, facilitando el descanso nocturno.

Dormir con ellos permite también darse cuenta rápidamente de un cambio en el patrón del sueño del perro. Este aspecto no ayuda a dormir mejor, pero puede ser importante para detectar de forma temprana una alteración del estado de su salud y pedir la ayuda de un veterinario. 

¿Puede suponer un riesgo para la salud?

No se puede negar que vivir con animales de compañía nos expone a algunos riesgos sanitarios: desde reacciones alérgicas y lesiones por mordidas o arañazos, a enfermedades infecciosas e infestaciones por parásitos13. Si, además, compartimos la cama con el perro, algunos de estas amenazas pueden aumentar, sobre todo cuando se trata de parásitos internos, por ejemplo los intestinales, y externos, como pulgas y ácaros14. Sin embargo, hay costumbres que pueden resultar incluso más arriesgadas cuando se trata de salud, como besar al perro, dejarse lamer por él, sobre todo en la cara15, o jugar con el perro sin lavarse las manos después16. Los riesgos para la salud son mayores en el caso de los niños pequeños y de las personas inmunodeprimidas15.

Sin embargo, el riesgo de transmisión de enfermedades entre perros y personas se puede reducir: manteniéndolo limpio, tratándolo regularmente contra parásitos externos e internos, llevándolo periódicamente a revisión veterinaria15,17 y respetando algunas normas higiénicas básicas, como lavarse las manos después de tocarlo2.

¿Se puede dormir con un perro después de desparasitarlo?

Desparasitar a un perro significa tratarlo contra parásitos internos y externos. La desparasitación interna está destinada a protegerles sobre todo de parásitos intestinales (internos), mientras que la externa a protegerles contra parásitos (externos) como pulgas, garrapatas, ácaros, piojos, mosquitos y flebótomos. La protección que le concede el producto utilizado, dependerá de su tipo de acción. Actualmente, existen en el mercado diferentes productos y diferentes presentaciones farmacéuticas (comprimidos, pipetas, collares, espráis, champús…) para cubrir tanto las necesidades del perro como las del pet parent

Tienes que tener en cuenta que algunos de los productos pueden afectar al hecho de dormir juntos, así que es importante revisar siempre el prospecto antes de utilizarlo, en concreto el apartado “Precauciones especiales para las personas que aplican el producto”, donde se suele indicar si no es recomendable dormir con ellos después de aplicar el tratamiento. Si aun así tienes tus dudas, pregúntale a tu veterinario.

Los collares antiparasitarios liberan sus componentes de forma continuada en la piel y en el pelaje del perro, algunos pueden provocar en las personas reacciones alérgicas, irritación ocular, cutánea o respiratoria. Por este motivo, generalmente, si el perro lleva un collar antiparasitario no debería dormir en la cama de las personas, especialmente en el caso de los niños. 

Si se ha aplicado un antiparasitario en forma de pipeta, hay que evitar dormir con el perro recién tratado, sobre todo en el caso de los niños.

Finalmente, en el caso de los comprimidos, no suele haber ninguna recomendación especial sobre el hecho de dormir juntos… pero es siempre mejor revisar el prospecto. 

¿Puede favorecer el desarrollo de problemas de conducta?


Podrías haber oído decir que dejar que el perro duerma en la cama con nosotros, al igual que darle comida de la mesa, prepararle alguna comida especial, tratarle como si fuera una persona,… Puede contribuir al desarrollo de algunos problemas de comportamiento, sobre todo conductas agresivas hacia las personas u otros perros de la familia y problemas relacionados con la separación18,19.

Sin embargo, hasta el momento no se ha podido establecer una relación de causa y efecto entre dejar que el perro duerma en la cama y el hecho de que desarrolle problemas de conductas19. En algunos casos ni siquiera se ha encontrado una relación entre “consentirlo” dejándolo dormir en la cama y la presencia de conductas problemáticas20. En el caso específico de la ansiedad por separación, varios estudios no han encontrado ninguna asociación entre dejar que el perro duerma en la cama y el desarrollo de este trastorno21,22


No se ha podido
establecer una relación
de causa y efecto entre
dejar que el perro
duerma en la cama y el
hecho de que
desarrolle problemas
de conductas

Por otro lado, si el perro ya tiene una conducta problemática, por ejemplo, tiende a reaccionar de manera agresiva hacia las personas de la familia, el hecho de dormir juntos podría crear situaciones “delicadas”. Si un perro tiende a defenderse agresivamente cuando se asusta, como si la persona lo despierta de forma repentina, o cuando se frustra, si la persona intenta moverlo del sitio23, incluso sin querer, el hecho de dormir juntos no es recomendable, aunque no haya sido la causa de la conducta problemática.

Compartir la cama con el perro o no hacerlo es una decisión muy personal que tiene que tomar cualquiera que viva con un perro. Dormir con él puede aportar relajación, sensación de seguridad y compañía, pero también tiene el potencial de interferir con tu descanso y al suyo. Un sueño reparador es fundamental para empezar bien el día y gestionar bien energías y emociones. Además, hay que seguir algunas normas higiénicas para minimizar los posibles riesgos para la salud.

Bibliografía consultada:

1. Westgarth, C., Pinchbeck, G. L., Bradshaw, J. W., Dawson, S., Gaskell, R. M., & Christley, R. M. (2008). Dog‐human and dog‐dog interactions of 260 dog‐owning households in a community in Cheshire. Veterinary Record, 162(14), 436-442.
2. Overgaauw, P. A., van Zutphen, L., Hoek, D., Yaya, F. O., Roelfsema, J., Pinelli, E., van Knapen, F., & Kortbeek, L. M. (2009). Zoonotic parasites in fecal samples and fur from dogs and cats in The Netherlands. Veterinary parasitology, 163(1-2), 115-122.
3. Kinsman, R., Owczarczak-Garstecka, S., Casey, R., Knowles, T., Tasker, S., Woodward, J., Da Costa, R., & Murray, J. (2020). Sleep duration and behaviours: a descriptive analysis of a cohort of dogs up to 12 months of age. Animals, 10(7), 1172.
4. Rowe, H., Jarrin, D. C., Noel, N. A., Ramil, J., & McGrath, J. J. (2021). The curious incident of the dog in the nighttime: the effects of pet-human co-sleeping and bedsharing on sleep dimensions of children and adolescents. Sleep health, 7(3), 324-331.
5. Harter, J. P. (2019). Your Best Friend: Dogs Attachment and Relationship Satisfaction (Doctoral dissertation, Alliant International University).
6. Smith, B. P., & Litchfield, C. A. (2009). A review of the relationship between indigenous Australians, dingoes (Canis dingo) and domestic dogs (Canis familiaris). Anthrozoös, 22(2), 111-128.
7. Smith, B., Thompson, K., Clarkson, L., & Dawson, D. (2014). The prevalence and implications of human–animal co-sleeping in an Australian sample. Anthrozoös, 27(4), 543-551.
8. Brown, C. A., Wang, Y., & Carr, E. C. (2018). Undercover dogs: Pet dogs in the sleep environment of patients with chronic pain. Social Sciences, 7(9), 157.
9. Krahn, L. E., Tovar, M. D., & Miller, B. (2015, December). Are pets in the bedroom a problem? In Mayo Clinic Proceedings (Vol. 90, No. 12, pp. 1663-1665). Elsevier.
10. Yarborough, B. J. H., Stumbo, S. P., Yarborough, M. T., Owen-Smith, A., & Green, C. A. (2018). Benefits and challenges of using service dogs for veterans with posttraumatic stress disorder. Psychiatric Rehabilitation Journal, 41(2), 118.
11. Triebenbacher, S. L. (1998). Pets as transitional objects: Their role in children's emotional development. Psychological reports, 82(1), 191-200.
12. Vormbrock, J. K., & Grossberg, J. M. (1988). Cardiovascular effects of human-pet dog interactions. Journal of behavioral medicine, 11, 509-517.
13. Plaut, M., Zimmerman, E. M., & Goldstein, R. A. (1996). Health hazards to humans associated with domesticated pets. Annual review of public health, 17(1), 221-245.
14. Kollataj, W., Milczak, A., Kollataj, B., Karwat, I. D., Sygit, M., & Sygit, K. (2012). Risk factors for the spread of parasitic zoonoses among dog owners and their families in rural areas. Annals of Agricultural and Environmental Medicine, 19(1).
15. Chomel, B. B., & Sun, B. (2011). Zoonoses in the bedroom. Emerging infectious diseases, 17(2), 167.
16. Meloni BP, Thompson RCA, Hopkins RM, Reynoldson JA, Gracey M. The prevalence of Giardia and other intestinal parasites in children, dogs and cats from Aboriginal communities in the Kimberley. Med J Aust. 1993; 158: 157-159
17. Campbell, S. S., & Tobler, I. (1984). Animal sleep: a review of sleep duration across phylogeny. Neuroscience & Biobehavioral Reviews, 8(3), 269-300.
18. O'Farrell, V. (1987). Owner attitudes and dog behaviour problems. Journal of Small Animal Practice, 28(11), 1037-1045.
19. Jagoe, A., & Serpell, J. (1996). Owner characteristics and interactions and the prevalence of canine behaviour problems. Applied Animal Behaviour Science, 47(1-2), 31-42.
20. Voith, V. L., Wright, J. C., & Danneman, P. J. (1992). Is there a relationship between canine behavior problems and spoiling activities, anthropomorphism, and obedience training?. Applied Animal Behaviour Science, 34(3), 263-272.
21. McCrave, E. A. (1991). Diagnostic criteria for separation anxiety in the dog. Veterinary Clinics of North America: Small Animal Practice, 21(2), 247-255. 
22. Flannigan, G., & Dodman, N. H. (2001). Risk factors and behaviors associated with separation anxiety in dogs. Journal of the American Veterinary Medical Association, 219(4), 460-466.
23. Beck, A. M., & Katcher, A. H. (1996). Between pets and people: The importance of animal companionship. Purdue University Press.

Compartir en