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Patricia Cantero Campos · Veterinaria graduada por la Universidad de León
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Cuando hablamos de cómo afectan las altas temperaturas a los animales, el primer pensamiento que nos viene a la cabeza es el de un perro jadeando. Sin embargo, no debemos de pasar por alto que otros animales, como conejos, cobayas o gatos, también padecen las consecuencias de estar en un ambiente muy caluroso. En este caso, indagaremos un poco más en cómo influye el calor en los gatos y sus peculiaridades.
Los gatos son animales mamíferos que tienen una temperatura interna constante que se encuentra en un rango entre 37.5 y 39.5ºC1, lo que significa que son animales homeotermos. La franja de temperatura entre la que se mueven puede sufrir cambios según la actividad que ejerza, el metabolismo que tenga y las necesidades del gato.
La mejor forma de medir la temperatura a nuestro gato es por vía rectal, aunque obviamente no es la que más les gusta. Es la manera más exacta de determinar la temperatura corporal, ya que al tener una temperatura media superior a la nuestra, es normal que pensemos de forma errónea que pueden tener algo de fiebre o febrícula si los tocamos.
La piel, el sistema nervioso y el hipotálamo son los órganos y sistemas encargados de percibir la temperatura a través de diversos receptores específicos1. Su función es distinguir los cambios de temperatura que hay en el ambiente y desencadenar los mecanismos de termorregulación – o regulación de la temperatura, en caso de que sea necesario.
Los gatos no tienen una capacidad de sudoración igual que las personas para bajar su calor corporal. Sí presentan unas pequeñas glándulas a nivel de las almohadillas de las cuatro extremidades que, en casos de mucho calor, se humedecen para disminuir la temperatura mediante la liberación de líquido. También se lamen para humedecer todo su cuerpo y disipar así el calor, lo que puede llevar a un lamido excesivo.
Por último, en casos de calor muy extremo, lo gatos pueden jadear. Normalmente, el jadeo está más asociado a los perros, puesto que lo hacen con más frecuencia, pero si vemos que nuestro felino jadea, tenemos que vigilar de cerca si realmente es por calor o puede haber otra causa detrás, ya que en muchas ocasiones, puede darse de forma secundaria a otras patologías como cuadros respiratorios y asma felino2, enfermedades cardiovasculares y anemia3, o estrés.
Con la llegada del calor también suele darse la exposición solar. La exposición a los rayos del sol afecta directamente a su piel, pudiendo llegar incluso a producir quemaduras de distinta gravedad si la exposición es excesiva. En este escenario, el color del pelo del gato jugará un papel clave en determinar qué zona podrá sufrir mayormente el impacto de la exposición solar. Por ejemplo, los gatos de pelo claro sufrirán más las consecuencias a nivel de la piel; mientras que los gatos de pelo más oscuro o negro tendrán una mayor absorción de luz, que contribuirá al aumento de su temperatura corporal por encima de aquella adecuada para ellos. Si los gatos tienen acceso al exterior, pueden tener problemas añadidos en las almohadillas, ya que a las horas de más calor, la superficie del asfalto está a elevadas temperaturas en verano, haciendo que se puedan producir quemaduras al entrar en contacto con éste de forma sostenida.
Los gatos geriátricos, o de edad avanzada, serán más susceptibles a sufrir alteraciones en su temperatura corporal, ya que su capacidad de termorregulación no es la misma que cuando son más jóvenes. A su vez, felinos con problemas de obesidad o patologías cardiovasculares serán también más sensibles a los aumentos de temperatura.
Aunque los golpes de calor están más asociados a los perros, afectan por igual a los gatos. Se trata de un proceso por el cual el animal no es capaz de disipar su calor acumulado debido a que está expuesto constantemente a unas altas temperaturas. En el caso extremo, el cuerpo del felino puede llegar a los 41ºC4, desencadenando alteraciones en el cuerpo tales como debilidad, falta de equilibrio, apatía, vómitos y diarrea.
Por último, hay que tener en cuenta que hay razas de gatos con una complexión facial distinta, como por ejemplo aquellas con un hocico mucho más corto como son la raza Persa y Exótica, que les suele provocar problemas respiratorios y, por consiguiente, pueden ser peores las consecuencias que el calor puede tener en ellos.
Antes hay que aclarar que, según sus hábitos y comportamientos, los gatos pueden clasificarse en outdoor e indoor. Un gato se considera outdoor cuando tiene libre acceso al exterior, por lo que un gato indoor es aquel que pasa el día dentro de casa en un ambiente controlado. Esto es importante, ya que los mecanismos para prevenir el calor pueden variar dependiendo del ambiente en el que se mueva.
Una cuestión fundamental es tener durante todo el día agua fresca disponible para mantener una buena hidratación. A los gatos les suele gustar mucho el agua corriente, por lo que una solución sería colocar una fuente de agua que permita el movimiento continuo del agua limpia y su refrigeración. En caso de que nuestra mascota tenga acceso al exterior, tendremos que disponer de varios puntos de agua en distintas zonas cercanas a nuestra casa para que no se quede sin suministro de agua cuando esté fuera del hogar.
Aunque no les suele gustar mucho el contacto con el agua, si los gatos jadean es que tienen muchísimo calor. Es por ello que es fundamental y necesario en estos casos, mojarle en zonas donde haya menos cantidad de pelo para bajar su temperatura corporal. También le ayudaremos mediante el cepillado diario del pelo, ya que retirando el pelo que se le caiga, no le añadirá calor.
Es imprescindible controlar la exposición directa al sol, proporcionando lugares con sombra en la casa para que puedan cobijarse. A los gatos outdoor se les pueden aplicar protectores solares para proteger la piel y revisar las almohadillas por si han sufrido algún daño con el contacto de una superficie caliente. También sería conveniente mantener una limpieza e hidratación de las almohadillas rutinaria.
Por último, en casos donde el animal se encuentre sufriendo un cuadro de golpe de calor, debemos de acudir rápidamente al veterinario, ya que en la mayoría de los casos estos pacientes requieren un tratamiento con fluidoterapia endovenosa y medicación para poder recuperarse.
Aunque los gatos normalmente estén dentro de nuestros hogares en un ambiente controlado, la realidad es que también sufren las consecuencias del calor intenso. Es por ello que debemos conocer la manera de prevenirlo para lograr que nuestro felino sobrelleve de la mejor manera posible las épocas de más calor.
1. Cunningham JG y Klein BG. Termorregulación. En: Cunningham JG y Klein BG. Fisiología Veterinaria. 4ª edición. Elselvier; 2009. pp. 634-655.
2. Celedón JC et al. Exposure to cat allergen, maternal history of asthma, and wheezing in first 5 years of life. The Lancet; 2002. 360(9335). pp. 781-782 Disponible en: https://www.sciencedirect.com/science/article/abs/pii/S0140673602099063.
3. Block CL y Kraus MS. Approach to diagnosis and treatment of feline cardiac emergencies. En: Drobatz KJ et al. Feline emergency and critical care medicine. Wiley Blackwell, 2nd Edition. pp. 143-151.
4. Bruchim Y. et al. Pathophysiology of heatstroke in dogs – revisied. Temperature; 2017. 44. pp. 356-370. Disponible en: https://www.tandfonline.com/doi/full/10.1080/23328940.2017.1367457.