Organiza varias sesiones al día de unos minutos de duración donde se intercalen movimientos lentos con otros más rápidos. También recomendamos poner algún obstáculo en el campo de juego para poder esconder allí el juguete a la espera de que nuestro gato decida abalanzarse sobre él.
Debemos adaptarnos a cada fase de la vida del gato. Si, por ejemplo, nuestro gato es ya mayor debemos moverle el juguete más despacio para que lo vea como una presa más accesible.
Deja que atrape y muerda su trofeo de vez en cuando para estimular la sesión de juego. No se trata de una competición entre nosotros, es nuestro gato contra su "presa".
Es bueno que nuestros gatos tengan un espacio de juego libre de preocupaciones. Debemos estar atentos a los cambios en sus hábitos de juego, ya que podrían indicar algún problema de salud física o emocional.