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Gabriella Tami · Doctora en Veterinaria y Máster en Etología
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Al igual te habrás preguntado cómo ven el mundo los perros y los gatos. ¿Ven en colores o blanco y negro? ¿Pueden ver en la oscuridad o necesitan un poco de luz para ver algo? Y la televisión, ¿la ven cómo nosotros? Aunque nunca veremos el mundo a través de sus ojos, hoy en día tenemos mucha información sobre cómo funciona su visión en comparación con la nuestra. Así que vamos a imaginarnos cómo sería ver el mundo siendo un perro o un gato.
No, ya que su visión es mucho menos nítida que la nuestra e incluso los gatos ven aún menos detalles que los perros. Ver de esta forma técnicamente quiere decir tener menos “agudeza visual” que se entiende como la capacidad que tienen los ojos para distinguir detalles de forma clara a una distancia. En un examen visual, sería la prueba en la que el óptico pone una tabla optométrica alejada, el panel lleno de letras, preguntándote hasta dónde eres capaz de leer.
Para tener una idea de la diferencia de agudeza visual, se estima que para que debería estar vea “lo mismo” que una persona con buena visión (o con buenas gafas) puede ver a 6 metros de distancia, debería estar aproximadamente 3 veces más cerca del objeto1. En el caso de un gato, incluso más cerca2. Si alguna vez has aparecido en un lugar donde tu perro no esperaba encontrarte estando lejos de él y no te ha reconocido, ahora sabes el por qué.
Normalmente no, pero pueden serlo y, cuando lo son, se reduce aún más su agudeza visual. La miopía se entiende como la afección de la visión en la que los objetos cercanos se ven claros y los objetos lejanos se ven borrosos. Está documentada tanto en gatos3 como en perros y existen algunas razas de los segundos que parecen padecerla con más frecuencia que otras4. Al igual te estarás preguntando cómo se puede saber si un perro o un gato “necesita gafas”, para ello debes llevarlo al veterinario para que evalue si hay un defecto en su visión.
Al igual habrás oído que los perros y los gatos ven en blanco y negro, pues es incorrecto porque sí pueden ver los colores, pero no tantos como nosotros. Donde nosotros tenemos una visión en tres colores, el rojo, el verde y el azul, ellos viven rodeados de dos colores: amarillos-verdes y azules (aunque no podemos saber si los perciben como tú)5,6.
Lo que ves como rojo, ellos lo ven como un amarillo intenso, lo que sí perciben es la diferente luminosidad del rojo y del amarillo. Con el verde pasa algo parecido, de ahí que no lo puedan diferenciar con facilidad del rojo, como, por ejemplo, una pelota roja en un fondo verde. Para ti la diferencia de color salta a la vista, pero para ellos, si no la han visto en movimiento, encontrarla puede requerir el uso de otros sentidos.
Los perros y, más aún, los gatos pueden ver mucho mejor que las personas en condiciones de poca iluminación. Los segundos necesitan casi 6 veces menos cantidad de luz de la que necesitas para poder ver algo7, mientras que los primeros se sitúan en posición intermedia, pero posiblemente más cerca de los gatos que de tu vista8. Sin embargo, ni unos ni otros pueden ver en condiciones de total oscuridad. Sus ojos están especializados en aprovechar mejor la luz, por lo tanto, tiene que haber algo de iluminación para que puedan ver algo.
Si alguna vez, has hecho una foto con flash a tu perro o a tu gato, sobre todo, si hay poca luz, posiblemente has visto un brillo extraño en sus ojos. Este reflejo tiene mucho que ver con su mayor sensibilidad lumínica, se debe a que tienen una especie de espejo detrás de la retina que les ayuda a aprovechar mejor la luz que ha entrado en el ojo7,9.
Esta estructura, llamada Tapetum Lucidum, es la responsable del efecto de “ojos brillantes” que se observa cuando muchos animales miran las luces de un coche. De hecho, si hacemos una foto a una persona utilizando un flash saldrá con los ojos rojos porque la luz que se refleja en los vasos sanguíneos de la retina.
Si la tele tiene una pantalla plana de cristal líquido o LCD, la contestación a esta pregunta es “generalmente sí”, pero en el caso de las teles antiguas, las de rayos catódicos, la respuesta podría ser “no tanto”.
La razón de esta diferencia entre tecnologías tiene que ver, en gran parte, con las diferentes tasas de refresco de la pantalla. En ambos casos, la imagen en movimiento que se puede ver en una tele es el resultado de la proyección de varias fotos por segundo. Los ojos son capaces de ver imágenes estáticas por separado en un intervalo de tiempo muy corto y fusionarlas en una única imagen en movimiento. Si en algún momento has jugado a poner en movimiento las esquinas de las páginas de un libro teniendo una secuencia de dibujos hasta que cobra vida, sabes de qué se trata.
Al número de imágenes por segundo necesarias para que los ojos vean una única imagen en movimiento se le llama frecuencia de fusión. Se estima que esta frecuencia sea de 55 Hz en los gatos10 y 80 Hz en los perros11. Por lo tanto, una pantalla que emita con una frecuencia inferior para ellos, como las antiguas teles, lo que verán será una imagen parpadeante. Sin embargo, las pantallas más modernas suelen tener una tasa de refresco que produce imágenes reales y sin parpadeos tanto para ti como para ellos12.
Ahora bien, qué sentido dan los perros y los gatos a las imágenes que ven en la tele es otra historia. Pero en general a los primeros les llaman la atención las imágenes de otros de su misma especie y de personas13 y a los segundos las de presas en movimiento14.
Las personas a partir de cierta edad pueden padecer de vista cansada. Esta alteración de la visión afecta a la acomodación del ojo siendo ésta la capacidad de enfocar objetos ubicados a diferente distancia y de pasar de un enfoque cercano a uno más lejano y viceversa. Esto se debe al cristalino, una de las lentes del ojo que con la edad pierde elasticidad produciendo este defecto.
En el caso de los perros y de los gatos, el cristalino tiene menor capacidad de acomodación que el de las personas, incluso cuando son jóvenes. Cuando los niños pueden enfocar cosas a tan solo 7 cm15 de los ojos, los gatos necesitan mínimo 25-36 cm16 y los perros entre 33 y 50 cm8. Así que, si queremos enseñarle algo lo mejor es colocarlo justo delante de sus hocicos porque estimulará el olfato más que la exploración visual.
El campo visual es todo el espacio que puedes percibir mientras tus ojos están mirando hacia adelante. Debido a la posición frontal de tus ojos, tu campo visual es de 180º. En los gatos suele ser ligeramente más amplio y puede medir hasta 200º 17. En el caso de los perros depende de la raza8, pero para uno de características intermedias, es decir, con un hocico ni chato ni alargado, el campo visual mide aproximativamente 240º 17.
Esto permite a los perros tener una visión periférica mucho más desarrollada. En estos campos laterales, la visión no es muy precisa, pero es suficiente para que la presencia de algo interesante, como puede ser, algo en movimiento, lo motive a girar la cabeza y mirar mejor qué ha pasado.
Sí y además es un requisito fundamental para quien tiene que cazar para sobrevivir. La zona de tridimensionalidad corresponde a la zona donde se solapan los campos de visión, al tener los ojos en lugares distintos, cada uno ve el mundo desde un punto de vista diferente. Esto quiere decir que el cerebro recibe información visual doble para todo lo que quede incluido en la zona de tridimensionalidad. En esta zona, la integración de la información visual que es de forma simultánea proporciona la sensación de tridimensionalidad siendo fundamental para calcular a qué distancia están colocados los objetos que tenemos delante. Esta zona mide aproximadamente 90º en los gatos y 60º en los perros (aunque en los segundos puede haber variaciones en función de la forma del hocico y de la posición de los ojos), mientras que en las personas mide 140º 17.
La manera que tienen los perros y los gatos de percibir el mundo es única y fascinante siendo el reflejo de sus orígenes: con su pasado de cazadores, han “sacrificado” la visión de los detalles y de los colores para “priorizar” la sensibilidad al movimiento, la capacidad de ver con escasa iluminación y de calcular bien la distancia. Las personas tienen un origen muy diferente y por ello se debe el desarrollo de otros sentidos adaptados a sus necesidades y estilo de vida.
Así que la próxima vez que veas a tu perro o a tu gato mirando a su alrededor, recuerda que lo que vea puede ser muy diferente a lo que ves tú.
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