Una vez tu cachorro ya tiene la pauta de vacunas y está inmunizado, puede por fin poner sus patas en el suelo con más libertad. Una nueva perspectiva que desplegará ante sus sentidos nuevos olores, puntos de vista y sensaciones táctiles. Una experiencia excitante que ocurre en un momento en el que el cachorro es especialmente impresionable y para la que puedes necesitar algunas indicaciones. Aquí van las nuestras para estar preparados y disfrutar de los paseos desde el primer momento.
¿En qué momento empezar a pasear en libertad con tu cachorro?
Tu veterinario de confianza es la persona más indicada para darte información al respecto. Conoce el estado de salud de tu cachorro, el plan de vacunación que ha aplicado, además de tener información sobre la incidencia de enfermedades infecciosas en la zona donde vivís. Sin embargo, la mayoría de los cachorros suelen empezar a pasear en libertad al comienzo de la etapa juvenil, que va desde el final de la socialización hasta el inicio de la adolescencia, es decir entre los 3 y los 6 meses aproximadamente. Se trata de una segunda etapa de socialización, durante la cual es fundamental que el cachorro confirme las experiencias vividas hasta el momento.
¿Cómo preparar a tu cachorro para el paseo?

1. Acostúmbralo a llevar collar o arnés
No esperes el último minuto para introducir el material que utilizarás para sacarlo a pasear. Se tiene que acostumbrar a la sensación de llevar puesto algo, y cada cachorro tiene sus tiempos. Sobre todo, en el caso de cachorros tímidos, tienes que ser muy cuidadoso con este proceso.
Primer paso
Preséntale el collar o el arnés gradualmente. No hay pasos definidos para hacer este proceso, pero para que tengas una idea, al principio podrías dejar el collar en el suelo para que lo explore, pero sin dejar que lo muerda y lo use como si fuera un juguete.
Segundo paso
Deja que se acostumbre a que tienes el collar en la mano y lo mueves en diferentes direcciones sin que ocurra nada más. Luego deja de moverlo y simplemente ciérralo y ábrelo varias veces para que el cachorro se familiarice con el ruido.
Tercer paso
Si se mantiene tranquilo, haz los mismos gestos que harías si le colocaras el collar, pero sin completar la acción. Al final, verás que el cachorro se mantiene totalmente relajado cuando finalmente cierras el collar alrededor de su cuello.
En el caso del arnés, el proceso se puede empezar de la misma manera, pero a la hora de colocárselo, puede ser útil recurrir a unos premios en comida para favorecer el acercamiento del cachorro al arnés y conseguir su colaboración. Por otro lado, colocárselo “sin su permiso” a la larga puede generar conductas defensivas, sobre todo en el caso del arnés, que requiere más manipulación que el collar.
Cuando finalmente le hayas puesto el collar o el arnés, hay que dejárselo puesto durante periodos de tiempo crecientes hasta que se olvide por completo de que lo lleva puesto y actúe con naturalidad. Para favorecer su relajación, puedes introducir alguna actividad placentera mientras lleva el collar o el arnés.
2. Acostumbra el cachorro a la correa
Cuando el collar o el arnés ya son un “reto” superado, toca introducir gradualmente la correa y acostumbrar al cachorro a caminar con algo que le “sigue” a todas partes y que, en algunas ocasiones, le impide llegar a donde quiere ir.
La introducción de la correa es un proceso similar a la introducción del collar o del arnés. La gran diferencia empieza cuando la enganchas a la hebilla del collar o del arnés: a estas alturas, asegúrate de que la correa no le asuste ni le incomode. Puedes utilizar comida o juguetes para que esté distraído mientras empezáis a moveros dentro de casa con la correa puesta. Una vez que la correa ya no es motivo de preocupación, puedes empezar a enseñarle a caminar sin estirar. La clave de este proceso es premiarlo cuando camina y la correa no está en tensión.

Puedes incluso empezar a enseñarle a caminar contigo sin correa, dándole un trocito de comida a tu lado cuando te sigue en tus desplazamientos, al principio muy cortos y luego cada vez más largos. Una vez sepa hacerlo, puedes repetir el ejercicio con la correa puesta. Si tienes un jardín u otro espacio exterior protegido, puedes aprovecharlo para practicar estos ejercicios, de manera que cuando salgáis a pasear, la correa sea el último de sus pensamientos.
3. Enséñale a acudir a la llamada
Los cachorros no “llevan de serie” el hecho de acudir a la llamada: tienen que aprenderlo y es una habilidad que puede ser útil ensayar antes de dejarlo suelto en algún momento del paseo. Además, este ejercicio va a resultar útil para otras actividades que podéis hacer juntos.
Puedes empezar llamando a tu cachorro, con una señal concreta, p.ej. “ven”, desde una distancia corta y premiarlo cuando se acerca. A medida que entiende la señal, puedes ensayar en situaciones más complejas: a mayor distancia, en lugares nuevos y sin estar a la vista. Para que responda bien a este ejercicio, es fundamental introducir las distracciones de manera gradual.
Acudir a la llamada dentro de casa no es lo mismo que hacerlo en el exterior: a medida que practiques este ejercicio en situaciones más complejas, el cachorro adquirirá la habilidad de responder a la señal de la llamada en presencia de distracciones.
¿Cómo preparar el kit de paseo?

Aunque no tengas planeado dejarlo suelto en ningún momento, es importante que cuando salgáis a pasear, el cachorro tenga implantado su microchip de identificación y lleve una placa identificativa colgada del collar. Si se extraviara por cualquier motivo, estos elementos identificativos son su “seguro” para volver contigo cuanto antes.
Para vuestros primeros paseos vas a necesitar:

Bolsitas para recoger sus deposiciones.

Una botella de agua para limpiar su orina.

Algún premio en comida.

Una riñonera: es una opción cómoda y limpia para tener los premios a disposición.
Hora de salir a pasear
¿Cómo es el paseo ideal para tu perro? ¿Cómo conseguir que no tire de la correa y vaya a tu lado? La experta Ingrid Ramón tiene las claves en el siguiente vídeo:
El objetivo de los primeros paseos es que el cachorro disfrute la experiencia y se sienta seguro en el exterior.
Si el cachorro se “planta” durante el paseo y no quiere avanzar, es posible que el paseo haya durado demasiado o que algo le asuste. Si está cansado, deja que descanse antes de volver a caminar y planea paseos más cortos para las próximas salidas. Pero, si lo notas más cansado de lo normal, es preferible que consultes con tu veterinario. Por otro lado, si está asustado, no lo fuerces en la dirección en la que no quiere avanzar: aléjate de la situación que lo ha asustado y planea cómo ayudarle a superar sus miedos. No olvides que hay muchos profesionales que te pueden ayudar en este proceso.
¿Mejor pasear antes o después de la comida?
Pasear después de comer puede ser de ayuda para que el cachorro aprenda a hacer sus necesidades en la calle, pero hay que diferenciar un paseo realizado con esta finalidad de un paseo realizado para hacer actividad física, relacionarse con otros perros, explorar, etc. Un “paseo para hacer necesidades fisiológicas” consiste en bajar el cachorro a la calle para que esté en el lugar adecuado en el momento adecuado y volver a subir pocos minutos después. Esta diferenciación es especialmente importante en cachorros de razas grandes que tienen más riesgo de padecer una dilatación-torsión de estómago.
¿Llevarlo al parque y al pipican sí o no?
Los parques y los pipicanes son lugares para perros que ya saben relacionarse con los demás. Tu cachorro sigue siendo muy impresionable en sus interacciones con los demás perros. Por esta razón es fundamental controlar de cerca todos sus encuentros con otros perros y, dependiendo de quién haya en el pipican no es el lugar ideal para que tu cachorro se lleve un buen recuerdo de los perros.
Incluso en el pleno de una sesión de juego con otro perro, asegúrate de que tu cachorro esté disfrutando en todo momento. Algunas malas experiencias con otros perros empiezan justo ahí, con compañeros de juego demasiado invasivos y que no respetan las señales que indican que el cachorro quiere una pausa.
Conclusiones
Mientras las experiencias traumáticas que el cachorro puede haber vivido durante su etapa de socialización podrían dejar un rastro determinante sobre el futuro temperamento del perro, las primeras impresiones positivas adquiridas durante la etapa de socialización no son definitivas y son susceptibles de ajustes durante la etapa juvenil.
Por este motivo, los paseos son un momento clave para seguir protegiendo al cachorro y avanzar en la dirección de un adulto sociable y equilibrado. Además, los paseos representan una ocasión fundamental para que el cachorro explore el mundo, se relacione con perros y personas y disfrute. Es una fuente de entretenimiento y estimulación que marcará un antes y un después en vuestra relación. ¿Lo tienes todo listo para salir a pasear?
1. Pfaffenberger, C.J. & Scott, J.P. (1959). The relationship between delayed socialization and trainability in guide dogs. — J. Gen. Psychol. 95: 145-155.
2. Scott, J.P. (1958). Critical periods in the development of social behavior in puppies. — Psychosom. Med. 20: 42-54.
3. Wilsson, E. (2016). Nature and nurture—how different conditions affect the behavior of dogs. — J. Vet. Behav. Clin. Appl. Res. 16: 45-52.