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Gabriella Tami · Doctora en Veterinaria y Máster en Etología
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La mayoría de los gatitos son adoptados cuando tienen mínimo 2 o 3 meses, pero hay dos situaciones en las que tendrás que cuidar de un recién nacido: tu gata ha tenido una camada en casa o has encontrado un gatito huérfano.
En el primer caso, la madre se encargará de cuidar de los gatitos: tu tarea será sobre todo la de cuidar bien de la madre, pero también estarás presente en un momento clave del desarrollo de los gatitos, en el que puedes influir de manera determinante sobre su conducta social.
En el segundo caso, todos los cuidados del gatito recaerán sobre ti: desde mantenerlo caliente, alimentarlo, limpiarlo, estimularlo para que haga sus necesidades y procurar que tenga experiencias fundamentales para su desarrollo.
En ambos casos, acompañar a tu gatito desde sus primeros días de vida será una experiencia que nunca olvidarás y que pondrá las bases de un vínculo muy especial.
Los gatitos nacen ciegos y sordos y durante las primeras dos semanas son incapaces de regular su temperatura corporal, de orinar y defecar por si solos, de limpiarse y de moverse. Los gatos son muy dormilones en general y lo son todavía más cuando son bebés, así que pasará muchas horas durmiendo… ¡cerca de un 80% del tiempo! Su dieta es totalmente a base de leche y dependen por completo de su madre o de ti, si es que la madre ya no está con ellos.
Si tu gata ha parido en casa, este tema ya lo tendrás solucionado: un par de semanas antes del parto, ya habrás preparado un espacio tranquilo donde la gata esté protegida de posibles fuentes de estrés, como la presencia de otros gatos de la casa con los que no tiene una buena relación. En este espacio habrás colocado una camita con bordes altos, la base de un transportín grande u otra caja que pueda servir de nido. Allí habrás puesto también algún material acolchado y confortable, que ayude a mantener la temperatura, como una manta de forro polar. Por mayor higiene, el nido se puede revestir de un material desechable, como un empapador, que podrás cambiar cuando haga falta. Este nido servirá para el parto y para acoger a los gatitos durante sus primeras semanas de vida.
Si, en cambio, acabas de encontrar a un gatito recién nacido, puedes seguir estas indicaciones:
La mejor alimentación para un gatito durante sus primeras semanas de vida es la leche materna, pero puede darse el caso de que su madre ya no esté con él. En esta situación, lo ideal es escoger una leche especial para gatitos. No le des leche de vaca ni de otros animales.
Saber qué alimento darle es igual de importante que saber cómo dárselo. Para un gatito de hasta 2 semanas de vida, el momento de la comida llega cada 2-3 horas, tanto de día como de noche y para cada comida necesitarás leche tibia (a unos 38ºC aproximadamente), un biberón, una toalla o un paño y paciencia. En la comida, el gatito tendría que estar en la misma posición que adoptaría a la hora de mamar de mamá gata: con el vientre apoyado y la cabeza ligeramente elevada. Una toalla debajo del cuerpo facilitará esta postura y el gatito la amasará moviendo rítmicamente sus patas como si fuera el abdomen de su mamá. ¡Ojo! Ponerlo panza arriba mientras lo alimentas es muy mala idea: se podría atragantar. Una vez que está colocado, tu función es la de sujetar el biberón a 45º y dejar que el gatito coma a su ritmo.
Antes de cumplir las 3 semanas, un gatito no es capaz de hacer sus necesidades por sí solo, ya que es su madre la que los estimula para hacerlo lamiendo su zona genital y anal. Pero si ya no está mamá gata, tendrás que encargarte tú de esta tarea.
Pasa con suavidad una gasa algo húmeda por su abdomen y zona genital y anal. Hay que hacerlo después de cada comida. El gatito orinará casi cada vez que lo estimules y defecará aproximadamente una vez al día.
Si cuidas a varios gatitos, presta atención a que siempre estén secos, el roce al estar juntos puede provocar que se orinen. Límpialos con un trapo húmedo y sécalos con un paño suave y mucho cuidado. Recuerda que, si se están mojados, se pueden enfriar con más facilidad.
En las semanas que siguen a las primeras dos, los gatitos experimentan cambios muy marcados: empiezan a comer alimentos sólidos, a controlar la micción y la defecación y usar el arenero, empiezan a acicalarse, a rascar las uñas, a moverse, al principio poco y luego mucho... saltar, correr, trepar, jugar solos o en compañía son conductas fundamentales para su desarrollo físico. Y mientras se desarrollan sus habilidades físicas, los gatitos también desarrollan sus habilidades sociales y se empiezan a familiarizar con su entorno. Lo que ocurre en este momento es clave para conseguir que los gatitos disfruten de la compañía de otros gatos, de perros y de la nuestra y no tengan problema cuando haya que manipularlos para cepillarlos, cortarles las uñas, etc.
En el caso de un gatito huérfano, algunos cuidados de esta etapa son una continuación de lo que has empezado durante sus primeras dos semanas. Hay que seguir poniendo una fuente de calor, aunque el gatito la necesitará cada vez menos, y, hasta que haya cumplido las 3 semanas, hay que seguir la rutina de la gasa húmeda después de las comidas.
Esté o no la madre con el gatito, en esta etapa también hay que introducir algunos nuevos cuidados:
Acondicionar la casa y convertirla en un espacio a prueba de gato
Hasta ahora el gatito se ha quedado en un espacio reducido, pero a medida que pasan las semanas el gatito empieza a moverse más y hay que estar preparado. Las casas pueden esconder muchos peligros para gatitos: cables eléctricos, plantas tóxicas, alimentos inadecuados para ellos, ventanas abiertas, etc. Dejar que el gatito explore la casa poco a poco y bajo tu supervisión te permitirá identificar peligros que no habías considerado y podrás crear un ambiente realmente seguro para tu nuevo compañero.
Hacer la transición a una alimentación sólida
El destete (o lo que es lo mismo, que deje de tomar leche) empezará a partir de la semana 4. Tendrás que introducirle poco a poco un alimento adaptado a su edad, ya sea húmedo o seco remojado en agua tibia, intercalándolo con la leche al principio. A partir de las 8 semanas, cuando veas que ya come solo, podrás dejar de humedecerlo. En todo este proceso no te olvides dejarle agua fresca y limpia a disposición.
Si no está mamá gata durante el destete, tenemos que hacernos cargo de una tarea compleja, que no es una simple transición a otra alimentación: durante el destete, el gatito experimenta sus primeras frustraciones cuando la madre interrumpe una sesión de amamantamiento antes de que los gatitos estén saciados, se empieza a mantener alejada de ellos y adopta posturas que dificultan el acceso de los gatitos a las mamas. Estas experiencias impulsan el gatito a explorar nuevas fuentes de alimento y lo preparan para gestionar la frustración más adelante.
Evitar alimentarlos hasta la saciedad a la vez que se proporciona algo de comida solida mezclada con leche1, reducir la previsibilidad de las tomas de leche2, dejar de alimentarlos todas las veces que lo piden2 y, cuando ya comen algo sólido, introducir sesiones de juego que les lleven a encontrar comida1 o utilizar juguetes dispensadores de comida son algunas de las técnicas que se aconsejan para lograr que un gatito criado a biberón tenga una experiencia de destete lo más parecida posible a la natural.
Preparar su lavabo
Para enseñarle a usarlo bastará con tomar las decisiones acertadas: elegir un arenero de bordes bajos, poner arena no perfumada (sin exagerar con la cantidad), limpiarlo 1 o 2 veces al día y colocarlo a cierta distancia de comida, bebida y zonas de descanso. Cuando busques un lugar no te alejes demasiado de su espacio: si tiene ganas de hacer sus necesidades, es poco probable que cruce la casa para ir al arenero. Si la madre sigue con él, ni te darás cuenta y ya sabrá utilizar el arenero.
Poner a su disposición rascadores y juguetes... muchos juguetes
Te puede sorprender lo movido que es un gatito cuando empieza a moverse y jugar. Mejor que este momento no te coja desprevenido e ya tengas muchas opciones para redirigir sus ganas de jugar hacia los juguetes. Nunca uses tus manos o pies para jugar.
Pedir hora en el veterinario
Tiene pocas semanas, pero ya necesita a tu veterinario de confianza: la primera visita, las primeras desparasitaciones, el protocolo de vacunación. Contar con la ayuda del veterinario también es fundamental para hablar sobre la alimentación adecuada, la esterilización, la socialización y el comportamiento en general.
Ayudarle a convertirse en un gato sociable y equilibrado
Este es el momento de acostumbrar al gatito a la presencia de diferentes tipos de personas y a recibir manipulaciones suaves por nuestra parte. Eso sí, en el caso de los niños pequeños, hay que asegurarse de que el manejo sea delicado para que los ambas partes se lleven un buen recuerdo de la experiencia. En esta etapa, experiencias graduales y positivas con otros animales de compañía podrían ser útiles para completar su proceso de socialización y preparar al gatito al entorno social en el que vivirá. Entre las experiencias tempranas del gatito también puede haber la exposición a objetos y lugares nuevos, viajes en coche, cepillado, manipulaciones de todas las partes del cuerpo, ruidos de la casa, etc. Lo importante en este proceso es presentar situaciones nuevas de manera gradual y positiva para que el gatito se acostumbre, mientras se evitan las situaciones abrumadoras que pueden asustarle más que otra cosa.
A descubrir juntos
Preséntale nuevos sonidos, personas o terreno y juega con él para que poco a poco conozca el mundo en el que vive, siempre con cuidado y respetando su espacio.
Acompañar a tu gatito desde su primer día de vida será, sin duda, una experiencia inolvidable. Ahora que sabes lo que necesita, solo te queda aprovechar cada momento con tu pequeño bebé, ¡crecerá mucho más rápido de lo que imaginas!
1. Bowen J, Heath S, 2005. Behaviour problems in small animals: practical advice for the veterinary team. Elsevier Saunders. Philadephia.
2. Atkinson T, 2018. Practical feline behaviour. Understanding cat behaviour and improving welfare. CABI. Wallingford, Oxfordshire.