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Gabriella Tami · Doctora en Veterinaria y Máster en Etología
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Dependiendo de cuándo ha llegado el cachorro a su nueva familia, pueden pasar algunas semanas hasta que pueda disfrutar de sus primeros paseos con más libertad. Esto quiere decir que es fundamental tener preparadas algunas actividades para canalizar su energía, curiosidad y ganas de hacer cosas dentro de casa. En realidad, estas actividades pueden ser mucho más que un simple entretenimiento, pueden servir para que el cachorro:
Y todo esto, mientras mejoran vuestra relación y vuestra comprensión recíproca. Así que vamos a ver qué opciones hay para entretener a tu cachorro.
Más allá de los paseos, el juego representa una buena ocasión para hacer actividad con tu cachorro: algunos juegos son más de concentración, otros son más de movimiento, pero todos contribuyen a fortalecer el vínculo con tu cachorro, además de tener el potencial de contribuir al desarrollo de otras habilidades, como el autocontrol.
Es uno de los juegos más populares para entretener a los cachorros. Se juega utilizando un mordedor, un viejo trapo al que has hecho unos nudos o un juguete largo que ofrezca un agarre cómodo para ti y para tu perro y proteja tu mano de un posible error del cachorro al coger el juguete. En una variante de este juego, puedes atar el mordedor a una cuerda, consiguiendo aún más distancia del cachorro.
Cuando se juega bien, este juego se convierte en una herramienta fundamental para que el cachorro gane más autocontrol y perfeccione la habilidad de soltar lo que tiene en la boca cuando se lo indicas.
¿Cómo empezar a jugar?
Para iniciar el juego, mueve el juguete en el suelo para llamar su atención. Si no te hace caso, no le toques en el morro con el juguete: es mejor que lo escondas y lo vuelvas a enseñar brevemente, lo muevas con diferentes velocidades o incluso hagas “ruiditos interesantes" con el juguete.
Cuando finalmente lo agarra, empieza a tirar suavemente hacia ti como si se lo quisieras quitar, pero no tires demasiado fuerte, ni hagas movimientos bruscos hacia los laterales, ni muevas el juguete hacia la parte posterior del cachorro.
Cuando quieras que lo suelte, deja de estirar y quédate inmóvil sin soltar el juguete. Si no lo suelta, ayúdale a hacerlo ofreciéndole un intercambio: puedes sacudir en el suelo otro juguete a poca distancia o enseñarle un trocito de comida. Cuando sepa soltar con facilidad, puedes introducir una señal, p. ej. “Suelta”, antes de ofrecerle el juguete o la comida. Sube el nivel de excitación de manera gradual y ves practicando poco a poco su capacidad para soltar en momentos de diversión cada vez mayor.
Para que el cachorro lo atrape y lo devuelva. A pesar del entusiasmo del cachorro a la hora de atrapar la pelota en movimiento, este juego podría causar algunas lesiones para quien está todavía en pleno crecimiento. Por este motivo hay que seguir algunas reglas que permiten jugar de forma más segura:
Evita superficies resbaladizas como parquet y baldosas.
Utiliza juguetes del tamaño y textura ideales.
Practica ejercicios de calentamiento con tu cachorro.
Lanza la pelota a corta distancia, en línea recta y más bien por debajo de su cabeza, en lugar de hacia arriba.
Evita muchas repeticiones.
Puede ser la ocasión de potenciar de manera divertida el ejercicio de llamada y de lograr que el cachorro aprenda que entregarte objetos valiosos como un juguete merece un premio.
Al igual esta expectativa, en algún momento, te podrá ayudar a recuperar un objeto que el cachorro ha “robado” en casa: en lugar de alejarse corriendo, habrá más probabilidad de que, si lo llamas, se acerque con su trofeo en la boca, listo para hacer un intercambio.
Pueden ser, desde esconder comida o juguetes por la casa para estimular la búsqueda, a esconder comida en una de las manos para que escoja la correcta, a jugar al trilero o jugar al escondite. En todos los juegos, hay que ir poco a poco, complicando el reto a medida que el cachorro entiende cómo funciona.
Si quieres jugar al trilero, vas a necesitar unos contenedores de plástico: pequeñas macetas para plantas o vasitos vacíos del yogur son perfectos este juego. Si usas vasitos de yogur, es mejor que le hagas un pequeño agujero en la base, así el olor de la comida que hayas escondido en su interior saldrá mejor.
Al principio solo trabajas con un vasito: lo pones boca abajo y escondes comida en su interior, mientras el cachorro te observa. Cuando el cachorro empuje el vasito con el hocico o con la pata, le ayudas a conseguir su comida. Una vez entienda que hay comida debajo del vasito y cómo conseguirla, introduces uno o dos vasitos más, esta vez vacíos. Cuando ya sea todo un experto, es el momento de cambiar la posición de los vasitos, para que el cachorro utilice cada vez más de su olfato para localizar la comida escondida.
El escondite puede contribuir a mejorar la respuesta del cachorro cuando lo llamas. Lo importante es que introduzcas el juego de forma gradual: al principio estás parcialmente a la vista cuando lo llamas y claramente es una “gran fiesta” cuando te encuentra. Más adelante, puedes esconderte mejor: esto llevará el cachorro a utilizar más el olfato para localizarte. Para empezar este juego debería haber alguien que entretenga al cachorro mientras te escondes o, si el cachorro ya sabe quedarse quieto a la señal, no necesitarás la participación de nadie más. Una vez te hayas escondido, llama al cachorro y espera. Si no te encuentra, vuelve a llamarle. Recuerda que el objetivo es la diversión: si el cachorro se frustra o se asusta, hay que mejorar la dinámica del juego.
Cuidado si practicas este juego en el exterior: si todavía no ha entendido cómo funciona el juego, no es nada divertido para el cachorro que de repente desaparezcas. Cuando empiezas a practicar este juego en el exterior, tienes que volver a empezar por el nivel “principiante” para que el cachorro entienda que es el mismo juego que hacéis en casa.
Nadie pone en duda de que jugar al pilla-pilla puede ser divertido, pero también tiene sus inconvenientes. El principal es que, si tu cachorro está acostumbrado a alejarse corriendo cuando te acercas, podría malinterpretar tus intenciones cuando te acercas para sujetarlo. Incluso si decides que, para evitar este inconveniente, sea tu cachorro que tiene que correr detrás de ti, hay que valorar si es un juego adecuado. A veces, puede estar tan excitado que te coge con la boca o te salta encima; es preferible buscar ayuda profesional que os ayude a disfrutar del pilla-pilla sin efectos colaterales.
El juego de la lucha y, en general, utilizar tus manos o tus pies como si fueran juguetes no es recomendable. Piensa que, si generas este hábito cuando es pequeño, de mayor querrá jugar a lo mismo, pero al igual cuando sea adulto ya no te gustará tanto jugar a la lucha con él. Considera también que, al igual, la composición de tu familia cambia con el tiempo y pueden aparecer niños pequeños y el perro puede querer jugar a lo mismo con ellos también.
Realizar sesiones de entrenamiento no es exactamente un juego, pero es otra de las actividades que podéis organizar juntos. Además, puede ser divertido, incluso si no utilizas el juego para premiar sus aciertos. No esperes a que sea más mayor para empezar con esta actividad. Lo único es que debes asegurarte de que tu técnica de entrenamiento se base en el refuerzo positivo y no prevea el uso de estímulos desagradables para el cachorro.
A la hora de entrenar al cachorro, mantén las sesiones cortas y divertidas. Su capacidad de concentración no es la de un adulto y es importante que se quede con ganas de más entrenamiento. Además, las sesiones tienen que estar a su alcance: es frustrante ver que tienes premios en la mano y no entender cómo conseguirlos; así que adapta el entrenamiento a su ritmo.
Esconder trocitos de comida en un juguete que el cachorro tiene que manipular: se puede tratar de una botella de plástico que has “tuneado” con unos agujeros en las paredes o de una caja de cartón que has llenado de bolas de papel u otro tipo de obstáculo o se puede tratar de un juguete fabricado para tener esta función. En el mercado encontrarás muchas opciones diferentes:
1. Comederos anti-voracidad:
Suelen ser plataformas con relieves que impiden al cachorro acceder directamente a la comida, y que lo impulsan a que se la ingenie para conseguir la comida.
2. Mantas olfativas:
Superficies de tela de diferentes formas con bolsillos y flecos donde esconder comida seca.
3. Otros juguetes dispensadores de comida:
Pueden ser algo más elaborados y requieren que el cachorro levante tapas u otras piezas, abra cajones, empuje botones u otros elementos para tener acceso a compartimentos secretos que esconden comida en su interior.
4. Pelotas y juguetes huecos rellenos de comida:
También hay pelotas o juguetes huecos de otras formas que se rellenan de comida y requieren que el cachorro utilice su ingenio, destreza y tesón para conseguir la comida: dependiendo de la forma, el tamaño y el material del juguete, el cachorro tendrá que recurrir a una habilidad diferente. A veces debe empujar el juguete, hacerlo rodar, sacudirlo, tirar de él mientras lo sujeta entre las patas, etc.
Todos estos juguetes, tanto caseros como comerciales, son útiles para aumentar el tiempo de alimentación del cachorro, a la vez que estimulan su desarrollo físico y su perseverancia y suponen retos cognitivos importantes para su desarrollo. Ahora bien, sea cual sea el juguete, es importante que cuando lo ofrezcas al cachorro, el reto se corresponda a sus habilidades.
A medida que el cachorro aprenda a conseguir la comida del juguete, puedes complicárselo. Pero, si desde el primer momento le propones un reto inalcanzable, el cachorro aprenderá que hay un juguete que huele muy bien, pero del cual no puede sacar la comida.
El resultado es que acabará ignorándolo, a pesar de lo deliciosa que sea la comida que has usado para rellenarlo. La razón es que, si la frustración es excesiva, el cachorro abandonará la tarea, mientras que, si el reto es progresivo, la frustración impulsará al cachorro a mantenerse concentrado y a encontrar nuevas maneras para extraer la comida. Utilizados de manera adecuada, este tipo de juguete puede contribuir a aumentar su capacidad para gestionar la frustración.
Para prevenir el aburrimiento es fundamental realizar una rotación de juguetes, es decir, no dejarle siempre los mismos, sino 2 o 3 hoy, otros 2 o 3 mañana. Al final volverán los que no ve desde hace unos días, pero tendrán más efecto novedad que si los tuvieras todos a disposición en su caja de juguetes.
Más allá de los que se rellenan de comida, existe otra tipología de juguetes: los juguetes masticables. Algunos son en realidad alimentos que requieren una manipulación lenta para que se puedan consumir y hay otros que no tienen comida, p.ej. palos de madera para perros, otros están a medio camino entre los primeros dos: no tienen comida, pero sí huelen a comida.
Esto los convierte en algo que puede llamar mucho la atención del cachorro, sin alterar su aporte nutricional. Para los masticables que no son consumibles, vale el mismo principio de rotación que vale para el resto de los juguetes que no contienen comida en su interior.
5. Juguetes masticables
En el siguiente vídeo, te damos las claves para educar en positivo a tu perro, junto a Ingrid Ramón, experta en educación canina:
No hay una solo respuesta a esta pregunta, ya que depende de su edad y de su raza o tamaño. Lo que debes tener presente es que no hay que exagerar. Aunque en algún momento te ha pasado por la cabeza que, si lo agotas físicamente, luego tendrás un poco de tranquilidad, no siempre es así: esperar que tu cachorro esté cansado de hacer actividad para parar, es esperar demasiado. Sus huesos y articulaciones están en pleno crecimiento y esto los hace mucho más delicados que en un perro adulto.
Hay que tener cuidado sobre todo con saltos, giros atrevidos, paradas en seco y con actividades físicas muy prolongadas, incluidos los paseos. Además, a la hora de incrementar la actividad física hay que hacerlo de manera cuidadosa: mejor dividir la actividad en varios momentos del día en lugar que hacer sesiones de juego o paseos muy largos. De esta manera puedes dar tiempo a que el cachorro se recupere. Para cualquier duda sobre este tema, tu veterinario es la persona más indicada para informarte sobre las necesidades físicas de tu cachorro.
Los perros que realizan más actividad física diaria también muestran menos problemas de miedo, ansiedad al quedarse solos y sensibilidad a los ruidos fuertes comparado con los perros que tienen un menor nivel de actividad.
Es importante encontrarlo, y además hay que hacerlo todos los días. Organices o no actividades para él, tu cachorro va a tener mucha energía a disposición.
La diferencia es que, si no tienes tiempo para canalizar sus ganas de hacer y explorar, el cachorro podría acabar realizando alguna conducta que resulte inadecuada bajo tu punto de vista: mordisquear las patas de sillas y mesas o las esquinas de los muebles, entretenerse con objetos y decoraciones de la casa, arrancar hojas o flores de tus plantas, escarbar hoyos en el jardín o sacar la tierra de las macetas, empezar una carrera desenfrenada por casa sin tener cuidado con lo que se puedan llevar por delante a su paso...
Un cachorro aburrido buscará su entretenimiento y muchas veces esto se traducirá en conductas que consideras inadecuadas. Dedicar tiempo cada día para organizar el juego, el ejercicio y el entrenamiento de tu cachorro es clave para que desarrolle las habilidades físicas, cognitivas y emocionales que le ayudarán a convertirse en un adulto equilibrado y bien integrado en su familia humana.
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