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¿Por qué mi gato no quiere jugar con sus juguetes? ¿Por qué mi gato no quiere jugar con sus juguetes?

Gabriella Tami Doctora en Veterinaria y Máster en Etología
Publicación: 10/03/23
Por qué mi gato no quiere jugar con sus juguetes

El juego es un pilar del bienestar de nuestros gatos ya que les ayuda a estimular sus habilidades de cazador o simplemente a hacer ejercicio físico. Ellos son juguetones por naturaleza, pero a veces no juegan todo lo que queremos y nos cuesta despertar sus ganas de jugar

El aparente desinterés en el juego puede ser el resultado de muchos factores y, a menudo, no corresponde a una verdadera falta de ganas de jugar. Al ser depredadores, nunca dejan de tener interés en una posible presa y el jugar con objetos y cazar comparten la misma motivación1. Exploremos los factores que pueden dejar a un gato parado delante de un juguete:

Tener expectativas equivocadas y no reconocer cuando el gato está jugando

La forma de jugar de nuestros gatos suele ser mucho más sutil de lo que nos marcan nuestras expectativas. La cuidadosa observación de la presa a distancia, acechos sigilosos y mucha preparación previa a abalanzarse sobre un “juguete desprevenido” para poder completar la “caza” con éxito. No se trata de perseguir la presa hasta el agotamiento: si es demasiado difícil y requiere demasiada energía, es mejor esperar a otra. Así que, a veces, el simple hecho de que el gato esté mirando fijamente al juguete indica que el juego ya se ha iniciado.

Organiza varias sesiones al día de unos minutos de duración donde se intercalen movimientos lentos con otros más rápidos.

También recomendamos poner algún obstáculo en el campo de juego para poder esconder allí el juguete a la espera de que nuestro gato decida abalanzarse sobre él.


No esperar a que el gato juegue solo

La práctica más común entre las personas que vivimos con un gato es dejarle a disposición juguetes tipo ratones o pelotitas2, pero también es una de las más inefectivas: es más importante que el juguete se esté moviendo de forma errática3. Un juguete inmóvil es como una presa muerta.

Realiza una rotación de los juguetes que le dejas a disposición. Si le gusta el catnip, la valeriana o el matatabi le puedes dejar alguno para que juegue con él. 

Podrías probar con algún juguete automático, dispensadores de comida u organizar sesiones de juego interactivo en el que le lances el juguete y tenga que cazarlo.


No contar con que la forma de jugar del gato puede cambiar con el tiempo

La manera de jugar del gato puede cambiar a lo largo de su vida. Los gatitos y jóvenes adultos arrancan a jugar muy fácilmente con juguetes pequeños y ligeros4, en sesiones más frecuentes y largas, y se suelen familiarizar con objetos más caseros que con objetos nuevos. 

En cambio, de más mayores, los gatos suelen jugar durante menos tiempo y con menos intensidad y se habitúan con más facilidad cuando el juguete es siempre el mismo5.

Debemos adaptarnos a cada fase de la vida del gato. Si, por ejemplo, nuestro gato es ya mayor debemos moverle el juguete más despacio para que lo vea como una presa más accesible.


No conocer las "reglas del juego"

Una presa que corre hacia el depredador puede ser una experiencia alarmante que, en lugar de estimular el instinto del gato, puede activar su percepción del peligro

Muchas personas tocan al gato con el juguete cuando ven que no responde al juego, sin saber que están alejando al gato de una participación entusiasta. De hecho, si un gato reacciona dando un zarpazo al juguete después de que el juguete le golpee o toque, lo más probable es que se trate de un zarpazo para quitarse de encima una molestia más que para atrapar una posible presa. En otras palabras, en lugar de entusiasmarse por el juego, es más probable que el gato experimente miedo o frustración. 

Otra razón por la que no acercar el juguete a nuestro felino es que, a menos de unos 25 centímetros del hocico, los gatos no enfocan bien6 y necesitan recurrir a otros sentidos, como el olfato y el tacto para averiguar qué está pasando. Deja que, desde lejos, decida si acortar o no las distancias.

Te recomendamos que cuando le presentes un juguete nuevo, no se lo acerques mucho al hocico.

Durante el juego, aléjale el juguete en línea recta y perpendicularmente. ¡Ah! Y debemos evitar acariciar a nuestro minino durante el juego, ya que un depredador concentrado en su presa no está para caricias.

No dejar que el gato nunca atrape a su presa

Si la “presa” no deja de estar quieta y el gato no tiene manera de atraparla, el juego se convierte en un reto frustrante y poco motivador. 

Jugar con nuestro gato no es una competición entre él y tú para ver quien es más rápido: recuerda que, aunque en esta interacción tú muevas el juguete, se trata de un juego entre nuestro gato y su presa.

Deja que atrape y muerda su trofeo de vez en cuando para estimular la sesión de juego. No se trata de una competición entre nosotros, es nuestro gato contra su "presa".


No haber descubierto aún a qué le gusta jugar

Cada gato tiene sus preferencias de juego3. Algunos son muy selectivos con el tipo de presa, mientras que otros son más oportunistas y se adaptan a lo que se presente en su camino4

Hay gatos que prefieren cazar presas que corren por el suelo y otros más especializados en atrapar a presas voladoras; algunos que prefieren juguetes pequeños y otros que se atreven con juguetes más grandes; sesiones sin o más cortas; algunos gatos son sensibles al catnip, a la valeriana o al matatabi y hay otros que no, debemos ayudarles a descubrir su estímulo favorito.

Comprueba si es sensible a algunos aromas vegetales como el catnip, la valeriana o el matatabi, ya que podrían estimular su interés en las sesiones de juego.


No escoger juguetes adecuados

A pesar de lo “atractivo” y realista que resulte bajo nuestro criterio, un juguete puede resultar poco efectivo para estimular el juego en un gato si no tiene algunos aspectos claves.

El tamaño adecuado, sonidos interesantes, superficie compleja con patas y cola, pelo y/o plumas y movimientos erráticos1 son algunas de las características en las que nos debemos fijar. Así que, por ejemplo, un juguete de gran tamaño en forma de pescado que se agita sin moverse del sitio puede hacernos gracia, podría no generar interés en nuestros gatos.

En cambio, un cilindro de cartón colgado de un alambre, una zanahoria de peluche rellena de catnip o una pelota de ping pong, podrían ser suficientes para desatar el instinto cazador a pesar de su escaso realismo. Estos objetos artificiales podrían servir especialmente para gatos que viven en interior, no hayan visto una presa real o que hayan tenido poco contacto con una5

Otros aspectos importantes para estimular el juego son la novedad del juguete y la posibilidad de que su aspecto cambie bajo los ataques del gato. Cuando nuestro gato golpea y muerde a una presa, ésta debería sufrir cambios físicos. 

Si, a pesar de los esfuerzos del gato, la presa no se inmuta será percibida como una “presa inmortal” que no vale la pena cazar y nuestro gato se cansará del juguete. A veces, con tan solo ofrecerle un juguete igual que el anterior, pero de otro color o con otro olor volveremos a desatar su instinto cazador1.

Exposición a situaciones estresantes o problemas de salud

El juego, en cualquiera de sus formas, es uno de los pilares del bienestar de nuestros gatos y su ausencia podría comprometerlo7

De hecho, tanto el dolor como el estrés reducen las ganas de jugar de nuestros gatos8. Por ejemplo, un gato juguetón podría inhibirse en presencia de otros gatos con los que no tienen una buena relación de convivencia, pero podría responder al juego si se le dedicamos una sesión de juego “privada” alejada del resto de gatos de la casa.

Es bueno que nuestros gatos tengan un espacio de juego libre de preocupaciones. Debemos estar atentos a los cambios en sus hábitos de juego, ya que podrían indicar algún problema de salud física o emocional.

Ahora que sabemos qué podemos estar haciendo mal a la hora de estimular a nuestro gato para que juegue, nos centraremos en las soluciones y en cómo hacer para que recobre esas ganas de jugar. Recuperar, así, la tranquilidad de saber que nuestro gato está feliz.

Bibliografía consultada:

1. Hall, S. L., Bradshaw, J. W. (1998). The influence of hunger on object play by adult domestic cats. Applied Animal Behaviour Science, 58(1-2), 143-150.
2. Strickler, B. L., Shull, E. A. (2014). An owner survey of toys, activities, and behavior problems in indoor cats. Journal of Veterinary Behavior, 9(5), 207-214.
3. Shreve, K. R. V., Mehrkam, L. R., Udell, M. A. (2017). Social interaction, food, scent or toys? A formal assessment of domestic pet and shelter cat (Felis silvestris catus) preferences. Behavioural processes, 141, 322-328.
4. Dickman, C. R., Newsome, T. M. (2015). Individual hunting behaviour and prey specialisation in the house cat Felis catus: implications for conservation and management. Applied Animal Behaviour Science, 173, 76-87. 
5. Pyari, M. S., Uccheddu, S., Lenkei, R., Pongracz, P. (2021). Inexperienced but still interested–Indoor-only cats are more inclined for predatory play than cats with outdoor access. Applied Animal Behaviour Science, 241, 105373.
6. Bloom, M., Berkley, M. A. (1977). Visual acuity and the near point of accommodation in cats. Vision Research, 17(6), 723-730.
7. Vojtkovská, V., Voslářová, E., Večerek, V. (2020). Methods of assessment of the welfare of shelter cats: A review. Animals, 10(9), 1527.
8. Rochlitz, I. (2005). A review of the housing requirements of domestic cats (Felis silvestris catus) kept in the home. Applied Animal Behaviour Science, 93(1-2), 97-109.

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